lunes, 16 de septiembre de 2013

¿Las programaciones no sirven para nada?

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50 comentarios:

Judit Soler Pau dijo...

Después de leer el artículo de "Las programaciones no sirven para nada" pienso que las programaciones recogen los objetivos, competencias y contenidos que se han de trabajar durante un período escolar determinado, ajustándose al ciclo, edad, etc. Dichas programaciones se realizan a principio de curso cuando el docente no conoce a sus alumnos, cosa que no tiene mucho sentido, o no tiene sentido el "machaque" que recibimos en la universidad sobre la atención individualizada y a la diversidad, a no ser que podamos dejarla abierta y susceptible a variaciones, parece poco funcional. Quizás seria más adecuado, como dice José Luis Castillo, una programación abierta y pública y a disposición de toda la comunidad educativa, en la que podemos recibir ideas de otras personas y así llevar a cabo un trabajo en equipo.
Otro aspecto a destacar es el del reciclaje y el ahorro de papel, si está en formato digital, no solo no ocupa un espacio en un armario, ni se llena de polvo, si no que también cuidamos a los pobre árboles que no tienen la culpa de tanta burocracia.
Para terminar, considero que las programaciones son una herramienta fundamental para organizar y estructurar aquello que vamos a trabajar sin obviar que no se puede programar todo.

Roberto Pastor Moncho dijo...

En referencia al texto expuesto nos podemos dar cuenta de la crítica que se hace a las programaciones didácticas debido a que estas en muy pocas ocasiones no presentan relación alguna con el temario que se va a estudiar en el aula.

Bien es cierto que las programaciones que crean los docentes son copias exactas de las programaciones que presentan las editoriales. Como experiencia propia puedo afirmar que docentes de un centro de educación infantil y primaria hacen una programación en menos de una jornada de trabajo. Por estos motivos pienso que, tanto los docentes como la administración, deberían centrarse más en cuestiones que realmente suceden y que se pueden recoger para crear una memoria que sirva de precedente para años posteriores que centrarse en cuestiones que, posiblemente, ni se vean en ese curso académico, como por ejemplo impartir quince temas en un año académico.

Adrián Gómez Cano dijo...

En primer lugar me gustaría decir que estoy completamente de acuerdo con el texto. El hecho de que la Administración exija a todo el profesorado entregar la Programación Didáctica en el mes de Octubre, es algo que es muy poco productivo. El principal motivo es que un profesor no puede saber con exactitud en que semana terminará cada tema del libro a lo largo del curso académico, como bien señala el texto. Además, estas programaciones didácticas son escritos que nadie revisará luego; ni los padres los exigirán a la hora de las tutorías, ni la Jefatura de Estudios los revisará para ver si están bien realizados. Por ello, se puede llegar a entender la falta de motivación por parte del profesorado a la hora de realizarlos y que quieran hacerlo "deprisa y corriendo" para terminarlo cuanto antes y dar el asunto por zanjado. Por ello, la propuesta del texto al final me parece muy correcta; que la Programación Didáctica se vaya realizando a lo largo del curso y que a ser posible esté colgada en internet, para que así los padres tengan plena información de la materia que se está realizando en cada asignatura. De esta manera, nos aseguraremos de que la Programación Didáctica es útil y de que está bien realizada. Adrián Gómez Cano

Carlos Mollar Herrero dijo...

Tras realizar la lectura de este pequeño artículo realizado por Xarxatic, he de destacar algunos aspectos:

- En primer lugar estoy bastante de acuerdo (aunque no totalmente) con el autor respecto a lo de las programaciones que se hacen hoy en día en los centros educativos. Sería mejor para todos (tanto para alumnos como docentes y administración) que todo fuera más interactivo y menos forzado.

- Una vez dicho lo anterior, considero que no todo es tan malo como se pinta en este artículo. Es cierto que podemos mejorar mucho, pero también es bueno llevar una programación de lo que quieres hacer en el curso aunque sea rígida y poco aplicable a la realidad.

En conclusión, y totalmente de acuerdo con José Luis Castillo, lo ideal sería una programación abierta, útil, real y que incorpore diversos aspectos cuando sea necesario.

Carolina Serrano Alberola dijo...

La primera semana que comencé las prácticas en mi colegio tuve que revisar y leer el Diseño Curricular Básico, el Proyecto Educativo de Centro y el Programa de Aula.
Mi tutor tenía una Programación de Aula que no utilizaba en la clase, ya que no la podía aplicar en el día a día del aula.Por ello, recurría a la Programación Didáctica del libro de texto.
Si, hoy en día, la sociedad apuesta por una educación significativa y activa, debemos fomentarla con un programa burocrático abierto que se dedique al estudio diario del alumnado, y que se ajuste a las necesidades educativas que surgen diariamente en el aula.

Alicia Caballero Leal dijo...

Tras haber leído la publicación, he de decir que estoy de acuerdo con lo que en ella se debate. A menudo, en los centros suele preocupar más el hecho de entregar todo el papeleo completo en su fecha correspondiente, que la propia programación en sí. La programación de todo un curso es impensable que no varíe ni se adapte a lo largo de los días, por ello, los docentes deberían plantearse si es lógico que para la elaboración de la misma no se necesite todo un curso para añadir, eliminar, modificar o adaptar contenidos. En mi opinión y para concluir, a la hora de hacer una programación no se tiene en cuenta el currículo oculto, que al fin y al cabo es un conjunto de labores imprescindibles que el docente lleva a cabo y no quedan reflejadas por escrito.

Alicia Caballero Leal

Francisco Javier Grima Botella dijo...

El curso pasado realicé las prácticas de tercero en un colegio público de Alicante. Es inmensa la cantidad de documentación exigida por la administración que tienen en armarios cogiendo polvo cuando, a la hora de trabajar, utilizan pequeñas carpetas que contienen proyectos mucho más sencillos y útiles. Con esto quiero decir, y haciendo referencia al artículo publicado en XarcaTIC, que no pienso que las programaciones no sirvan para nada, pero estoy totalmente de acuerdo con aquello que propone José Luis Castillo. Pienso que hay que programar, pero a su vez pienso que esas programaciones tienen que ser revisadas y actualizadas constantemente, puesto que la realidad del aula es cambiante.

Por otro lado, y a modo de conclusión, no puedo dejar sin mencionar el entrenamiento que hacemos día tras día en las diferentes facultades de educación de toda España, dónde nos enseñan a hacer labores que nunca en nuestro futuro profesional llevaremos a cabo. La vida es fácil y nos empeñamos en complicarla. No hay intención de cambiar aquello que se está criticando el en el artículo, ya que nos enseñan a ser maestros y profesores burocráticos que en vez de invertir nuestro tiempo en innovar y mejorar, lo destinemos a tareas absurdas que para nada ni nadie servirán.

Francisco Javier Grima Botella (@Frangrima)
www.frangrima.com

Isa Torres Pérez dijo...

Principalmente, hay que destacar lo más importante hoy en día, para mí como para muchos docentes, la llegada de las TIC a los centros educativos y la adaptación de estos.
En mi opinión, una programación didáctica es muy útil y efectiva a lo largo del año para saber, más o menos, cómo llevar un aula y cómo organizar el curso, pero al principio de curso, lo más importante es plantear tanto a los docentes como padres y alumnos, la manera de evaluar durante el curso.
Además, conozco centros educativos donde la programación no has de presentarla al comienzo de curso, sino que el centro educativo es quien te la entrega como docente para que te ayude durante el curso pero trabajas esos contenidos en un plazo no determinado, es decir no se cumple con exactitud.
Para finalizar, decir que estoy de acuerdo con la opinión del escritor y lo que propone Jose Luis, y es que, ahora que se han introducido las TIC en las aulas, deberíamos aprovechar el funcionamiento de ellas por nuestra comodidad y la comodidad de padres y alumnos, así no gastaríamos un tiempo muy valioso en las programaciones que podría sustituirse por algo esporádico y natural al avanzar el curso, además de mostrar "una programación de aula, narrada en formato digital abierta su lectura a toda la comunidad educativa y que permitiera ir incorporando lo que vamos haciendo en el aula".

Paco Belmar Luz dijo...

Cuando el curso comienza, todos y cada uno de los centros educativos gobernados principalmente por la administración de cada uno de ellos, exige a sus docientes la programación didáctica anual de su asignatura. Dicho documento engloba las diferentes unidades didácticas que en un curso lectivo se dan, con todos y cada uno de sus componenetes.

Independientemente de cómo se redacte dicho documento, ya sea copiando, cambiando ,o bien, inventando, el docente ha de ceñirse a ella. También debe haber quien controle si lo hace o no, sino existe esta figura, como actualmente ocurre, el docente entregará una programación que luego no cumplirá, unicamente por salir del paso.

Como solución al problema expuesto, el centro educativo, necesita una figura que revise las programacíones, tanto una vez entregadas como en su seguimiento a lo largo del año. Lo más correcto sería que fuese quien las exige.
En cuanto a lo que José Luis Castillo propone que sería una programación didáctica a completar a lo largo del año, es decir,cuando cada unidad finaliza. Estoy de acuerdo con él ,pero pienso que no servirá para ese curso, sino para e siguiente. Creo que hay que tener una base y por algo se debe empezar y tener claras las metas a alcanzar en un año lectivo y por ello la redacción de las programaciones.

Anónimo dijo...

Después de realizar una lectura detallada del texto propuesto en este enlace y tras vivir una experiencia en un centro educativo, estoy de acuerdo en el modo que los docentes realizan su programación didáctica, pero no creo que sea adecuado para nuestro sistema educativo.
Es correcto que un docente tenga programado los contenidos a tratar durante un año y los objetivos que quiere lograr de los alumnos que hay en su aula, pero no veo adecuado que vean la programación como un papel insignificante y obligatorio que han de entregar al director de su centro a mitad de octubre.
Desde mi punto de vista deberían de tomarlo como una herramienta fundamental de trabajo para organizar sus tareas y facilitar así, un aprendizaje ordenado y secuenciado de los conceptos.

Carolina Jiménez Moreno dijo...

Se nos plantea un problema, la utilidad de las programaciones. Es irónico que encontremos un articulo donde afirma que la realización de la programación no sirve para nada cuando durante la carrera de Magisterio de Primaria es en lo que más énfasis se le ha puesto. El articulo afirma que este trabajo, el de programar, no sirve para nada, que es meramente un trabajo de cara a la galería, un cumpli-miento.
En mi opinión, considero que quizá algunas partes de la programación si que son mera burocracia, sin una función muy clara ni útil, pero también hay otros aspectos en ella que considero importantes. Uno de los aspectos importantes es la planificación de lo que se va a impartir durante el año, cierto es que uno no puede saber con certeza que va a dar exactamente durante el curso, pero si es necesario tener una guía de aquello que vamos a impartir, no podemos pretender dejarnos llevar por el momento y dar en cada momento lo que queramos.
En conclusión, estoy de acuerdo con José Luís Castillo cuando propone una programación abierta en formato digital para que docentes y familias tengan acceso a ella. Y por otra parte que los docentes la puedan modificar e ir añadiendo lo que se vaya haciendo en el aula. De esta forma las programaciones adquirirían un sentido más realista y acercarían a las familias a la labor de los docentes haciéndolos más participes de la educación escolar de sus hijos.

Unknown dijo...

Considero que planificar es una necesidad que surge ante el desarrollo de cualquier tarea que se emprenda y se quiera sacar adelante con éxito. Por tanto, ¿por qué algunos piensan que no se debe planificar en el área de la educación?

Es obvio que tanto en educación, como en otras disciplinas, se necesita organizar la tarea para la consecución de los objetivos planteados; para ello, se realiza una programación del proceso de enseñanza-aprendizaje que se quiere llevar a cabo, conocida como programación didáctica. Pero ¿por qué es tan criticada la realización de una programación didáctica? Aquí se exponen algunas de las razones.

En primer lugar y como bien se dice en el artículo, Las programaciones no sirven para nada, “La inmensa mayoría de docentes coge alguna editorial o las programaciones de años anteriores, le cambia la fecha y la entregan en su centro para que acabe en el rincón del olvido”. Y ese es el error en el que los maestros no tienen que caer, pues de este modo la utilidad de la programación didáctica es nula; ya que uno de los objetivos es comprobar la aptitud pedagógica del aspirante y su dominio de las técnicas necesarias para ejercer como docente.

Por otro lado, están aquellos maestros que tras la realización dicha programación, ciñen sus clases a lo expuesto en la misma y no hay lugar para nada más, pues de algún modo, se olvidan de que están trabajando con personas, con niños y no con robots. Una programación didáctica tiene que estar abierta al cambio, a la posibilidad de escoger otras opciones, y a los cambios que vive la sociedad cada día.

Si consideramos que todo lo expuesto anteriormente es cierto, ¿por qué insiste la administración en pedir documentos que no sirven de nada? Al parecer nadie se pregunta si son productivos, pues tal vez para todos ellos sea más importante el puro trámite que la educación del futuro de nuestro país.

Azahara Córdoba Velasco dijo...

Una vez leído el texto expuesto en dicha publicación puedo a continuación opinar sobre la utilidad o no del modelo de programaciones exigido al docente.

Por una parte creo firmemente que la programación anual nunca debería ser un documento cerrado y rígido, puesto que si estamos trabajando con personas en pleno desarrollo formativo y estas varían, consecuentemente el día a día con ellos puede estar parcialmente organizado pero siempre con variaciones.

Por otra parte estoy de acuerdo con José Luis Castillo en tanto que la utilidad de la programación diaria a modo de memoria es más útil pero al mismo tiempo mucho más costoso.

Por último decir que si algo poco o nada útil es fácilmente demostrable, ¿para qué perder el tiempo en ello y no en mejorarlo?

Melany Mrkic dijo...

Después de haber leído el articulo, mi visión sobre las programaciones y su utilidad ha cambiado bastante; no sabía hasta que punto se ignoraba este documento. Es cierto que ya como docente en prácticas te das cuenta de muchas cosas y del poco uso de ello, pero no hasta tal punto. Creo que la idea que aporta José Luis Castillo es algo muy útil debido a la situación que nos encontramos; un documento digital siempre será mas económico que bloques y bloques de programaciones esclavizadas en un cajón. Creo que cada año se debería exigir como docentes a nosotros mismo, crear unas programaciones adaptadas al tipo de necesidad de un grupo o clase. Cada año son grupos diferentes, con características diferentes, alumnos con necesidad distintas y esto debe reflejarse en una programación. Confío en que nuevas generaciones consigan cambiar este hábito en los centros.
Melany Mrkic grupo 5

Mayte Ferrández dijo...

Tras haber leido el texto, he de decir que yo no pienso que las programaciones no sirven para nada, al contrario sirven para mucho, pero si se hace un buen uso de ellas.
En lo que si estoy de acuerdo con el texto, es en que muchos profesores optan por lo fácil en vez de hacer una buena programción, y en muchas ocasiones no hacen caso de esta y queda en oolvido como se comenta en el texto. Pienso que la propuesta que se hace al final de la noticia es muy interesante ya que de esa manera todos los miembros de la comunidad educativa e incluso las familias pueden formar parte del uso de las programaciones y estar al tanto de una manera más innovadora de la educación de su hijos.


Mayte Ferrández Serrano
Grupo5
Blog: Los Prosopopeyos

Gema Caballero Leal dijo...

Coincido plenamente con la exposición del autor: las programaciones, entendidas como un manojo de folios que surge de nuestras meras suposiciones o intuiciones, no teniendo en cuenta el contexto, no sirven de nada.

Se presupone que planificamos la enseñanza para unos alumnos determinados a lo largo del año, pero, debido a que la entrega de esta planificación debe hacerse a principio del curso académico, resulta imposible considerar cuáles son las características o el ritmo de aprendizaje de estos. Así, dejando de lado algo tan sumamente importante, ¿cómo podemos esperar que vaya a cumplirse aquello que no hemos planificado más que para un supuesto “ideal”?

La programación tendrá sentido en el momento en que, como expone el autor, represente una especie de cuaderno de bitácora, un “diario de experiencia” en el que se encuentren aquello que habíamos planificado desde un primer momento y aquello que finalmente pudo llevarse a cabo en la realidad.

Esto, sin duda beneficiará la labor docente: ayudará a ser más realistas a la hora de planificar la enseñanza a lo largo de cursos posteriores, evitará trabajo innecesario y se ajustará más a las necesidades del grupo clase. Es decir, esta programación constituiría realmente un reflejo de aquello que sucede en el aula, teniendo un sentido, una razón de ser.

Noelia Brotons Llinares dijo...

Las programaciones que se hacen para llevarlas a cabo durante el curso, no deben ser cerradas y sí dispuestas a realizar cambios en ellas durante su desarrollo. La secuenciación que se establece en ellas debe ser, de algún modo, general teniendo en cuenta, en todo momento, las características de la clase a la que va dirigida. A pesar de tener esto presente, siempre habrá aspectos que deberán ser modificados o que no podrán ser realizados por circunstancias de tiempo o del momento en concreto en el que se vayan a llevar a cabo. De este modo, me parece adecuada la propuesta de programación de aula de José Luis Castillo, así además de poder modificar o añadir puntos que puedan ir apareciendo durante el transcurso del año, también incluye los resultados de lo programado, para así tenerlo en cuenta en cursos posteriores.

Yaiza Rico García dijo...

Como bien dice el texto, considero que las programaciones son un mero trámite administrativo que se hacen de cualquier manera, o en su defecto se copian y pegan de cualquier otro lado. Es por ello que a la vista de los docentes es simplemente un trabajo innecesario que deben presentar porque la ley lo exige y para que los padres se queden más tranquilos, pese a que en la mayoría de los caso ni los propios padres conocen la existencia de dicho documento.
A la hora de querer poner en práctica en el aula dicha programación, se puede ver que es prácticamente imposible, ya que cada grupo-clase trabaja a distinto ritmo y nivel. De este modo únicamente puede servirnos de guía para llevar a cabo las clases, e intentar conseguir lo que hay escrito en dicho documento, pero por lo general nunca se tiene en cuenta lo que en el aparece.
Concluyendo, considero que deberían crearse diferentes alternativas a las programaciones para que se pudieran llevar a cabo en el aula. Programaciones con carácter abierto y flexible, para así poder darles una utilidad real y práctica, de manera que tanto maestros como padres se implicarían más.

Pablo Guijarro Huesca dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Uno de los pilares fundamentales sobre educación, siempre ha sido la preocupación de satisfacer las necesidades del alumnado, así como su formación progresiva en el centro educativo en el que se encuentra inmerso. Existen con frecuencia problemas en el aula (características del alumnado, de las familias, situación económica…) las cuales se solventan y adaptan según la realidad del propio centro. No obstante, existen otros conflictos que siguen permaneciendo en el mismo, como es el caso de los intereses divergentes existentes entre las administraciones y las entidades educativas (como es el caso de las programaciones didácticas).
Desde mi punto de vista, considero que la organización es deficiente en general. Pese a estar en desacuerdo sobre las acciones de las administraciones y los centros educativos, pienso que no puede garantizarse un buen funcionamiento cuando la programación didáctica es un documento cerrado y no flexible, de tal forma que es imposible que esté adecuado a la realidad del aula, independientemente de la estructura del mismo.
La alternativa presentada por José Luis Castillo (@jlcastilloch) es una idea abierta de lo que podría ser una posible solución frente al problema, pero deberíamos percatarnos de que no todos los docentes poseen facultades en las nuevas tecnologías, por lo que debería abrirse una visión más práctica y realista, para llevar a cabo esta idea u otras que pudieran solventar dicho conflicto.

Lorena Martínez Ruiz dijo...

El comentario de “Las programaciones no sirven para nada“ ha hecho que me plantee una serie de aspectos sobre las famosas programaciones didácticas.
En principio sí creo que las programaciones nos son de gran utilidad para llevar un orden en el aula, nos indica qué debemos trabajar durante el curso, otra cosa es que se cumpla el tiempo indiciado o se incluyan nuevas actividades. Todo ello es aceptable si se cumplen los objetivos y el alumno alcanza el aprendizaje.
Por lo tanto una programación debe estar abierta a todo tipo de cambio, nosotros realizamos la programación antes de conocer a la clase, al ponerla en práctica podemos encontrarnos con aspectos que no hemos tenido en cuenta o son diferentes a los esperados, como el ritmo de aprendizaje o conocimientos previos del alumnado, por estos la programación debe variar. Dicho esto, la propuesta que comentan en la web me parece interesante, ya que podemos plasmar primeramente la estructura de la programación en Internet e ir modificándola según las consecuencias que obtengamos al ponerla en práctica.

VICKY CALDERÓN PAREDES dijo...

Una vez leído el texto de xarxatic: “Las programaciones no sirven para nada”, he podido extraer diferentes conclusiones, que nunca me había planteado, ya que desde que comencé mis estudios en magisterio nunca me he parado a pensar si todos los documentos existentes del centro ¿son importantes? ¿Conocemos realmente su finalidad? ¿Esta finalidad se lleva a cabo? ¿Estos documentos tiene algo que ver con la realidad del centro?....
Por tanto, en estos momentos, en los que se me ha planteado por primera vez que realice una programación y más aún después de haber leído este texto y otros muchos, me planteo ¿Cuál es la finalidad de una programación didáctica si en la mayoría de los casos por no decir siempre, nunca se cumplen….?
Personalmente pienso que dentro de la programación sí que hay apartados/ información importante que se debe conocer al inicio de curso como la evaluación, la metodología que se va a llevar a cabo, recursos, algunos objetivos y contenidos pero con la diferencia de que estos últimos son muy generales ya que no sabemos hasta donde vamos a llegar en contenido al final de curso, con esto quiero decir que el apartado de temporalización lo veo absurdo ya que no tiene sentido, porque un docente puede aproximar las fechas pero no puede conocer con certeza en que momento terminará y empezará unidad nueva…..

VICKY CALDERÓN PAREDES.

Pablo Guijarro Huesca dijo...

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Más razón que un santo. Respecto a lo propuesto por José Luís Castillo es la evolución lógica de un sistema que nació anticuado y cuya ansia organizativa, sin ser mala, hace más mal que bien.

Mónica López Real dijo...

Las programaciones que debe entregar el Centro sobre una materia es la forma que tiene la administración de controlar que todos los alumnos adquieran una serie de contenidos cumpliendo así con unos objetivos, cosa que, me parece importante.
Como señala José Luis Castillo, en este documento no se tiene en cuenta a los alumnos ya que se realiza a principio de curso sin tener en cuenta sus características y ritmo de aprendizaje, cosa que no tiene sentido. Por lo tanto, en la práctica, el profesor suele adaptarse a los alumnos y generalmente no se llega a cumplir al pie de la letra convirtiendo así la programación en un texto improductivo.
En mi opinión, dedicaría menos tiempo a realizar papeleos y más a preocuparnos en cómo hacer que los niños aprendan cosas fundamentales y prácticas, que es lo verdaderamente importante.

Cristina Borja Tomás dijo...

Antes que nada cuando me pidieron en la carrera de magisterio que realizase un estudio de los diferentes programas que deberían estar vigentes en los colegios públicos, me plantee las mismas dudas ¿Son realmente útiles? ¿Se llevarán a la práctica? ¿Se puede hacer una programación de aula cerrada que no se adapte a la realidad de la clase? Muchas de mis cuestiones quedaron resueltas cuando finalice el trabajo, ya que logró hacerme reflexionar y extraer una conclusión similar a la del escritor.
Admito que resulta complicado renunciar a la comodidad que ofrecen los programas educativos, puesto que brinda un desahogo al profesorado por su fácil confección y por la agradable sensación de prevenir la puesta en práctica del proceso de enseñanza-aprendizaje, evitando la temida improvisación. Pero esta falsa seguridad que aportan, es todo lo opuesto a una buena herramienta. Estos programas, que mantienen un carácter cerrado, eliminan al profesorado la capacidad de añadir nuevas ideas, corregir errores o rectificar previsiones, puesto que se realizan, como bien indica el texto, a mediados de octubre. Aun así presumen de adaptar el trabajo pedagógico al contexto, permitiendo al alumnado saber de antemano qué van a aprender, cómo y de qué manera serán evaluados.
A mi modo de ver es un error programar tan rígidamente la programación de aula sin centrarse en la realidad de esta, pues habrá días en los que no se cumplan las expectativas de lo programado y se deba enfatizar en puntos en los que el alumnado vaya más flojo, rompiendo así la estricta programación.
En definitiva, considero que la propuesta de José Luis Castillo se aproxima al modelo de escuela adaptada a la sociedad. Una escuela que sea capaz de sustituir programas indiferentes, que se acumulan en las estanterías, por programas activos capaces de mostrar la verdadera realidad que se vive en las aulas incorporando el trabajo diario y no las predicciones adivinas de los docentes copia y pega.
Cristina Borja Tomás

Cristina Pomares Sanchiz dijo...

Tras leer este articulo de XarxaTIC sobre las programaciones en el aula, he reflexionado sobre lo que significan y aportan estas, tanto para el centro escolar, como para una clase concretamente.
En mi opinión es necesario programar, ya que sin ellas habría cierto caos y desorganización en cuanto a lo que vamos a realizar durante el curso escolar. Sin embargo, es cierto que en muchas ocasiones los profesores las realizan para rellenar aquello que se les pide y ni si quiera las siguen o las tienen en cuenta después, por este motivo, considero que la opción que plantea el articulo puede ser muy interesante para los colegios.
Con la presencia de las nuevas tecnologías en todas las aulas, el maestro puede programar online y hacer de esta una forma activa y pública para todo aquel que se interese.
En conclusión es necesario renovarse y adaptarse a los nuevos cambios que se ofrecen a nivel educativo.

Óscar Domenech Sabater dijo...

Mi opinión sobre el texto anterior está a favor del texto pero con algunos matices. Creo que como bien dice el autor, no sirve de mucho hacer las programaciones didácticas a principio de curso ya que nadie predice el futuro de forma tan precisa. Sin embargo, creo que sí es necesario, aunque por desgracia luego caiga en el olvido, hacer una programación inicial a rasgos generales. Me explico; una programación inicial en la que el profesor seleccione lo más y menos importante para él del libro de texto, calcule aproximadamente cuánto le puede llevar dar cada tema, calcule los días festivos, cómo va a organizar sus clases… A partir de esta programación y conforme pasa el curso se debería ir completando y definiendo tiempos y recursos necesarios para años siguientes y sucesivas mejoras. Por último, creo que la programación puede ser una herramienta muy útil para el profesor si se hace bien, si se hace por obligación y sin un objeto definido, mejor no hacerla.

Irene Leyn Juan dijo...

Una vez leído el artículo, considero que hay una frase que resume la idea del mismo a la perfección: "Las programaciones, tal como se piden, no sirven de nada". Como el autor expone se obliga a los docentes que planifiquen qué van a realizar a lo largo del curso, cuándo y de qué manera. Es prácticamente imposible que un docente sea capaz de saber todo ello y sobre todo, y lo que siempre ocurre, es imposible que llegue a cumplirlo. Por tanto, las programaciones, tal y como están diseñadas considero que son algo inútil y que se aleja mucho de la práctica real.
Sin embargo, hay que valorar que es necesaria una planificación y un orden dentro de la labor docente y que es muy importante que exista una programación. Pero, no una programación, tal y como existe ahora, si no una programación real que sea abierta y ofrezca la posibilidad de dar cambios y nuevas ideas a los profesores. Ya que si no los docentes recurrirán al "copia y pega" de las editoriales y no innovarán por el simple hecho de tener que presentar a la administración en el plazo determinado la programación del curso.
Es por ello que para terminar, me parece que la idea expuesta al final del artículo, sobre la posibilidad de crear una especie de programación similar a un diario, resulta mucho más útil para los docentes, los padres y los alumnos.

Yolanda López dijo...

Toma como título este texto una afirmación tan tajante que parece dejar entrever que el trabajo de los docentes es innecesario o, lo que es peor, un trabajo mal realizado y poco elaborado. Pero, ¿son todos los docentes exclusivamente funcionarios que se dedican a leer sistemáticamente una serie de ejercicios mientras los alumnos escuchan y no hablan? ¿Somos todos los estudiantes de magisterio simplemente creadores de manualidades y canciones para niños?

Existe un tópico asignado a la profesión de la enseñanza, un tópico que nos descalifica como profesionales y un tópico que debemos destruir. No todos trabajamos igual, no todos deseamos conseguir una plaza para "rascarnos la panza" mientras los alumnos hacen ejercicios, por lo que no todos realizaremos programaciones didácticas inservibles e inútiles.

Además de la solución planteada por José Luis Castillo, existe la posibilidad y la realidad de la creación de programaciones propias, ya sea durante la carrera (aunque no sean completadas y perfeccionadas) o durante nuestra preparación para oposiciones, por lo que se puede desmentir la idea de que no sirven para nada dichas programaciones, aunque exista ese grave problema a menudo en el aula. Las programaciones sirven, y mucho, ya que son nuestro guión para estructurar el proceso de enseñanza/aprendizaje.

Por tanto, para concluir, podemos afirmar que la elaboración de una programación didáctica completa y bien organizada, dejando un espacio abierto para las innovaciones, los imprevistos y las dificultades en el aula, es fundamental para cumplir las imposiciones que el currículo de educación primaria nos presenta basándose en las leyes.

Mª Celeste Juan Amorrich dijo...

Tras haber revisado el texto referido a la utilidad de las programaciones de aula, llego a la conclusión de que muchos de estos documentos no se ciñen a los parámetros adecuados (trabajo continuado, entrega a final de curso...) ya que se opta por la presentación de dichas programaciones al comienzo del curso sin asegurarse el cumplimiento de estas. Por ello, para una mejor elaboración de estos documentos, y de acuerdo con lo que propone José Luis Castillo, deberíamos optar por la realización de programaciones adaptadas a los nuevos formatos digitales. Estos nuevos medios nos permiten acceder, modificar, eliminar, añadir etc. actividades o información relacionada con la programación de aula.

Mª Celeste Juan Amorrich

Conchi Cerdán Gomis dijo...

Tras leer el artículo de Xarxatic y basándome en mi experiencia como alumna de la Universidad de Alicante voy a dar mi opinión respecto a la utilidad de las programaciones.

Por un lado, pienso que si los docentes dedicaran su tiempo a elaborar estas programaciones sí que serían útiles ya que, aunque en el aula no se lleven a cabo rigurosamente, sí que les obliga a planificar por adelantado el curso y a tener una idea bastante sólida de lo que pretenden conseguir.

Por otro lado, si los docentes desarrollan su labor en el aula siguiendo punto por punto un libro de texto, como en la mayoría de los casos, considero absurda la idea de que tengan que programar todo el curso por adelantado, ya que lo que van a hacer es copiar un documento ya elaborado por una editorial.

En definitiva, la programación tiene utilidad siempre que se elabore por uno mismo, lo que no quiere decir que no pueda ser mejorada o modificada a lo largo del curso dependiendo de las situaciones que puedan surgir en cada caso.

Blanca Nieves Matsuki Lerga dijo...

Tras haber leído el artículo, he de decir que, por un lado, comparto la opinión del autor en tanto que pienso que no es de ninguna utilidad didáctica ni profesional que todos los profesores se vean obligados a presentar al comienzo de cada curso una programación, sin conocer a sus alumnos, ni las necesidades individuales de cada uno de ellos (por no hablar de que no se tienen en cuenta las dificultades que se pueden dar en el aula y que pueden derivar en un cambio de dicha programación).

Por otro lado, tampoco creo que sea una buena idea que los profesores lleguen al aula sin una base de la cual partir, sin un guión más o menos estructurado, que divida el temario, con su correspondiente temporalización. Por tanto, aquí la programación (una programación inicial) sería un documento personal del profesor, que recogiese las idea inicial del mismo en cuanto a cómo dar sus clases a lo largo del curso.

Aquí se nos presenta un problema. La solución que se da en el artículo me parece apropiada, si tenemos en cuenta que así la programación tendrá una verdadera función, ya que pasará a ser una programación flexible de cara a los cambios que se puedan dar en cualquier momento del curso.

Blanca Nieves Matsuki Lerga.

Unknown dijo...

La burocracia es algo con lo que convivimos casi todos los profesionales de casi todos los ámbitos. Es algo que nos ayuda a mantener una estructura ordenada y civilizada de las cosas, una guía estudiada y estructurada de tal forma que nos haga "caminar" hacia el objetivo perseguido como si de ovejas se nos tratase.

Personalmente pienso, que tener una organización y un registro es algo bastante importante; pero cuando esto se transforma en un enredo de papeles y pasos a seguir que no son nada pragmáticos, la utilidad de la misma queda subrepticiamente anulada.

Es importante marcar unas pautas y unos pasos a seguir a la hora de educar, pero eso no quiere decir que nuestro trabajo se quede delimitado por un marco legal, que en casi todos los casos se queda en un mero papel, y no es llevado a cabo en el aula.

A modo de conclusión, decir que la ley está para algo, y por mucho que nos guste o que no es así, y así va a ser nos pongamos como queramos. Hasta que encontremos una solución pertinente, a rellenar papeles, para más tarde, disfrutar de lo que realmente nos gusta, enseñar.

Javier Martínez Gandía

Ainhoa Espino Monge dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ainhoa Espino Monge dijo...

Tras leer el artículo de opinión “Las programaciones no sirven para nada” publicado por Xarxatic, estoy totalmente de acuerdo con que las programaciones suponen una pérdida de tiempo a la hora de realizarlas, ya que a pesar de todo el tiempo que se gasta en ellas quedan olvidadas y no son ni siquiera revisadas por la administración. Si bien, las programaciones nos ayudan a organizarnos a lo largo del curso y “prever” de forma hipotética los objetivos (concretamente de etapa, ciclo y área) algunos de los contenidos que se van a trabajar, criterios de evaluación, etc. Y digo hipotética y no real debido a que un docente no puede saber con total exactitud y precisión cuanto tiempo le llevará terminar un tema de un libro de texto, si se extenderá más o menos en función de si se ha de hacer mayor hincapié o no.

Otra de las cuestiones que trata el artículo y que refuerzan la idea de que las programaciones no sirven para nada es que muchos de los docentes no realizan programaciones que se ajusten a su realidad de aula (diversidad cultural, necesidades educativas, dificultades de aprendizaje, etc.) y con esto me refiero a que se modifican programaciones de años anteriores o se copian las ya hechas. No es precisamente en esto, a mi parecer, en lo que debería de consistir una programación de aula sino en una especie de diario abierto y flexible o bitácora digital (a poder ser por el tema tan actual de las TIC’s, la facilidad de modificación en soporte digital y el gasto de papel) en la que registrar día a día los contenidos que se dan, objetivos, forma de evaluar, necesidades educativas, etc.

A modo de conclusión, debemos de fomentar alternativas como las que plantea José Luis Carrillo referidas a programaciones digitales y añado además que sean reales, abiertas y flexibles para la comunidad educativa, que contemplen la posibilidad de ser modificadas y de incluir aspectos que pertenecen a un currículo cerrado. Sin embargo, siempre resultará mucho más fácil para todos partir de programaciones ya hechas, y ahorrarse realizar un trabajo diario que daría como producto una programación adaptada a la realidad del aula.

Davinia Marchante Lorente dijo...
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MAVI dijo...

El articulista recoge su perspectiva personal sobre un tema controvertido en el área de la educación. Si bien explaya su punto de vista, que también concuerda con el pensamiento de José Luis Castillo, cuestiona, entre otras cosas, la real necesidad a cuestiones tanto medioambientales como físicas dentro del ámbito educativo. Por una parte estas razones, no son sino más que meras necesidades del día a día de cualquier profesional de la educación ya que emplear un valioso tiempo para redactar obsoletas y reiterativas programaciones que se quedarán en el baúl de los recuerdos de alguna administración, no tiene mucho sentido cuando en realidad lo que se debería hacer es un trabajo cooperativo online como el que el autor propone, un trabajo en donde la planificación se convierta en un intercambio de las TAC con el fin de proveer el aprendizaje en común ya que como afirma Lozano (2011), “las TAC van más allá de aprender meramente a usar las TIC y apuestan por explorar estas herramientas tecnológicas al servicio del aprendizaje y de la adquisición de conocimiento.”
Por lo tanto realizar documentos fútiles, que en pocas ocasiones se corresponden con la realidad (por no decir casi nada), es simplemente una pérdida de tiempo tanto para el docente en cuestión como para todo el equipo humano que realiza dicha tarea y que, al fin y al cabo termina siendo el chivo expiatorio de la toda esta cuestión.
Para concluir, expresar mi concordancia con el autor ya que de alguna manera el individualismo se está quedando obsoleto y en un mundo abocado a lo digital bien vale la cooperación.

F. Marcela Rojo

Davinia Marchante Lorente dijo...

El artículo trata sobre la poca utilidad que se le da hoy día a las programaciones didácticas, tanto en los centros educativos como en la propia administración.

Además, solo sirven para hacer perder el tiempo a los docentes, ya que la mayoría se limita a coger programaciones de años anteriores cambiándoles la fecha o incluso la copian de las editoriales. A esto, hay que añadirle que lleva consigo no reflejar la realidad del aula, dando lugar a una mentira educativa.

En mi opinión, estoy totalmente de acuerdo con lo propuesto por José Luís Castillo. Las programaciones tal y como se vienen pidiendo hasta ahora no sirven realmente para nada, ya que no se puede programar todo al principio de curso hasta el último detalle. Hay que dejar un margen para poder cambiar cualquier cosa, utilizar otros recursos, añadir alguna actividad más o incluso eliminarla, etc.

Además, puede que todo lo programado para un grupo de alumnos no funcione como uno esperaba y haya que cambiar la metodología. Por lo tanto, no se puede aprovechar la programación de aula del curso anterior porque cada grupo de alumnos es distinto al anterior.

En conclusión, la mejor forma de realizar una programación que sea útil por ambas partes es tenerla programada a principio de curso a modo de guión a seguir y de borrador para poder cambiar algo. De modo, que al finalizar el curso se envíe a la administración con la verdadera realidad del aula y así los profesores tendrían un mayor compromiso profesional.



NOELIA LANGA RODRÍGUEZ dijo...

Respecto al texto leído decir que desde mi punto de vista las programaciones sí son útiles, pero hay que saber hacer uso de ellas.

Para comenzar, referente a la función que tienen las programaciones en la actualidad. Considero que no es la correcta, ya que como se menciona en el texto, su fin es acabar en una estantería llena de polvo y no ser consultadas por nadie. Por ello creo que todos los docentes deberíamos cambiar esta visión, para así utilizalas con el fin adecuado.

Creo que programar lo que se va a trabajar a lo largo del curso es importante, ya que nos proporciona llevar un orden y una estructura en el aula. Lo correcto seria que cada docente realizara una programación “real”, es decir, que sea creada por ellos y que se cumpla, aunque no de manera rígida. Que sea una programación flexible en la que se tengan en cuenta las características y necesidades de nuestros alumnos y que se adapte a las circunstancias que vayan surgiendo en el aula a lo largo del curso.

Por otro lado, argumentar que me parece muy afortunada la idea de Jose Luis Castillo respecto a la programación de aula en formato digital, ya que es una herramienta modificable y fácil de consultar. Además creo que motivaría a los nuevos docentes, ya que están más acostumbrados a trabajar con las nuevas tecnologías.

Para concluir decir que como futuros docentes debemos hacer una reflexión sobre el tema de las programaciones para, cuando estemos en un centro escolar, hacer las cosas lo mejor posible y no conformarnos con lo que ya está hecho. Creo que debemos tener nuestra visión propia e intentar mejorar aquello en lo que creemos.

Arei Souto Abad dijo...

El artículo que acabamos de leer, hace replantearse varias cosas. Una de ellas, y quizá la más importante, es si el sistema educativo que se sigue actualmente en España es el más adecuado o estamos siguiendo un rumbo equivocado.
Desde mi punto de vista, con lo que he podido comprobar a lo largo de los años que llevo estudiando, el sistema educativo que se sigue no es el más idóneo. Un ejemplo es la cantidad de “papeleo” que se pide a los docentes para luego no darle ningún uso, como las programaciones. En mi opinión, la obligación de realizar las programaciones por parte de los docentes es una forma que de cubrirse las espaldas la administración y los colegios cuando en realidad, ni por parte de unos ni otros, van a darle ninguna importancia. Me atrevería a decir que no son ni leídas. Creo que el realizar las programaciones no te hace ni mejor docente ni más capacitado para dar clase, ya que no se puede planificar un curso sin conocer a fondo lo más importante que son los alumnos.
Para finalizar, pienso que lo más útil sería hacer un seguimiento a la clase desde que entran al centro educativo para así poder mejorar año tras año y conseguir los objetivos propuestos. También sería interesante, como bien dice el autor, realizar una memoria al finalizar el curso para hacer autocrítica e intentar mejorar, tanto los alumnos como los docentes.

José David López Galvañ dijo...

Como explica el autor del texto, las programaciones que se realizan en los centros educativos a principio de curso parecen no servir para mucho. En primer lugar porque es muy difícil cumplir unos planes establecidos con bastantes meses de anticipación, ya que seguramente se irán sucediendo una serie de imprevistos que nos obligarán a cambiar nuestra agenda. Segundo, porque aunque en teoría deberían adaptarse a las características del alumnado, esto en realidad no es así. Y finalmente, la posibilidad de copiarla y la poca atención que se le va a prestar aumentan ese cuestionamiento de la poca importancia que tiene este documento.
En mi opinión, es necesario que el docente tenga una idea de los contenidos que va a impartir durante el curso y el orden en que los irá presentando a los escolares para no ir haciendo las cosas sobre la marcha. Tendrá que tener en cuenta que tal vez no dará tiempo a ver los últimos conceptos, por lo que si fuera posible sería mejor dejar los menos relevantes para el final (sin olvidar que hay que ordenarlos atendiendo siempre a un orden lógico). Sin embargo, pienso que la secuenciación de los mismos no debe hacerse desde el principio, sino que habría que ir planificando lo que se va a hacer cada día con poca antelación para poder atender la evolución de los alumnos, que algunas veces avanzarán despacio y otras más rápido.
Para finalizar, lo que propone José Luis Castillo podría ser una alternativa a los inconvenientes de las programaciones didácticas porque se centra además en todo lo que se va realizando en clase y no únicamente en un adelanto de lo que se tiene pensado hacer y luego no se hará. En cambio, podrían existir otras opciones igual de válidas que también habría que considerar. Lo que parece cierto es que se hace necesario proponer sustitutos de las programaciones y elegir el más adecuado para que en un futuro se haga algo que sea más útil para el proceso de enseñanza y aprendizaje.

irene palomares fernandez dijo...

Personalmente creo que una programación didáctica puede ser útil para el maestro cuando sabe que es lo que quiere hacer en el aula y lo plasma en esa programación que se tiene que entregar en el centro al inicio del curso escolar. Como hemos leído en el texto anterior, observamos que algunos maestros copian o reutilizan una programación didáctica de una editorial, con esto se aseguran que este realizada y entregada el día propuesto por el centro, y que sea una programación mas o menos aceptable, pero copiada en gran parte. Aquí viene el problema. Un profesor no puede planear al detalle la programación diaria del aula, es mas , casi nunca se ceñirá a esos papeles propuestos, ya que dependiendo del ritmo del aula se realizaran unas cosas o otras.
Por lo tanto, lo ideal seria que cada profesor se compusiera su propia secuencia didáctica y intentara seguirla lo máximo posible, para poder llevar un control del aula.

Irene Aguilar Sánchez dijo...

Para empezar quiero dejar constancia que el tema propuesto por José Luis Castillo toca la sensibilidad de cualquier maestro, a mi como futura docente me crea una opinión contradictoria.

Por un lado me lleva a pensar que, en la teoría es necesario todo el papeleo obligatorio que conlleva planificar el tiempo que se va a invertir en el aula, para que este sea lo más eficiente posible.

Por otro lado creo que no se puede planificar el tiempo que vamos a dedicar a unos alumnos determinados, sin conocerlos a ellos previamente, sus dificultades, facilidades, motivaciones... ya que por mucho que se planifique un tiempo, si no se sabe el ritmo de la clase, no será tiempo real y por lo tanto será tiempo mal invertido.

Para terminar, creo que la solución se dará cuando en vez de trabajar para la administración que nos pone plazo para conocer a los alumnos y entregar el papeleo obligatorio,se trabaje para los alumnos. De esta manera el tiempo que se dedique a realizar una programación será en base a unos conocimientos sobre el grupo de alumnos que te ayude a adaptar los conocimientos que tu quieras enseñar al ritmo de aprendizaje.

Ángel López Tomás dijo...

Bajo mi punto de vista las programaciones serán útiles para aquellos docentes que hagan un correcto uso de las mismas. El error reside en la obligatoriedad de realizarlas dado que cada profesor posee su propia metodología y debería ser libre de decidir si hace uso de ellas o no. Dado que carece de sentido alguno realizarlas para archivarlas y no volver ni a leerlas.

Candela Pulido Torres dijo...

Tras haber leído el artículo y haber realizado las prácticas en el colegio he podido comprobar que las programaciones no tienen una utilidad porque después cada profesor hace aquello que cree más conveniente para su clase y sus alumnos. Pienso que la otra opción de una programación que evoluciona poco a poco es más correcta ya que se adecua más a la realidad escolar.

Juan García Calvo dijo...

La lectura del texto, me ha llevado a plantearme lo que el autor esperaba, la utilidad de las programaciones. Estoy totalmente de acuerdo con este, ya que esos “papeles” quedan abandonados y olvidados por toda la comunidad educativa. Los docentes las realizan durante los primeros meses de clase, aún sin conocer el verdadero ritmo de trabajo que tendrán los alumnos, las adaptaciones que necesitará realizar durante el curso, etc. Es simplemente una serie de papeles que reclama la administración, y que en realidad, no tienen ninguna utilidad.
Por otro lado, estoy totalmente de acuerdo con José Luis Castillo. La programación deberíamos ir haciéndola durante el curso, teniendo en cuenta las características individuales y grupales, para ir incorporando y adaptando todos aquellos aspectos que consideremos necesarios. A parte, sería bueno que estuviera a disposición de toda la comunidad educativa, ya que puede ser interesante que los padres conozcan todo lo que realizan sus hijos a lo largo del curso.
En conclusión, considero que el sistema educativo debe cambiar en ese aspecto. Debemos realizar programaciones que realmente sean útiles.

Luis Planelles Mira dijo...

En primer lugar, debo destacar que discrepo con el título del artículo Las Programaciones no sirven para nada ya que, en mi opinión, vivimos en un país en el que no sirve de nada hacer algo si no se demuestra que se ha hecho. Es decir, las programaciones sirven para demostrar, para dejar evidencia que se ha trabajado ciertos campos del área curricular en las que los docentes estamos obligados por cuestiones burocráticas y legales a prestarles atención.
En segundo lugar, si necesitamos adaptarnos a un grupo de alumnos en el que se encuentran personas con necesidades bien diferentes, seguir una programación al pié de la letra supone que los alumnos se adapten a ella y no al revés. Por esta razón considero muy complicado llevarlas a cabo.
En tercer lugar, una programación puede ayudar al docente a salir de un apuro en un momento dado. Me explico, es imposible que siempre salgan las clases tal y como el docente imaginaba en el momento de su planificación. Así pues, la planificación puede ser como un as en la manga para salir de un apuro en algún momento concreto.
Como conclusión, considero que las planificaciones tienen una parte utópica ya que, casi nunca se llevan a cabo. Además, hoy en día vivimos en una época en la que por suerte o desgracia se debe demostrar aquello que se lleva a cabo, convirtiendo así a las programaciones en una herramienta más del estado para controlar a una población con opiniones y gustos cada vez más dispersos. Por todo ello, confieso que no soy partidario de seguir una programación ni de ningún documento que me impida ejercer una enseñanza libre y abierta.

Ainhoa Llinares Moreno dijo...

Personalmente, considero que una programación de aula debe ser un trabajo que sirva fundamentalmente para orientar a los docentes en el aula, siempre y cuando dicho programa sea flexible y pueda ser adaptado a las características y condiciones que se nos presentan a lo largo del curso. No tiene sentido, por tanto, una programación rígida y cerrada, es decir, una programación sin posibilidad de adaptación, ya que no se correspondería con la realidad de su aula.

Dicho esto, es necesario recalcar que una programación debe ser un trabajo continuo, un trabajo diario que debe estar a la disponibilidad de toda la comunidad educativa para su modificación, siempre que sea necesario, con el fin de responder a las necesidades de nuestro alumnado.

Finalmente, debo decir que tal y como afirma el autor, las programaciones en los centros educativos hoy en día no sirven para nada. Con la expresión “Cada maestrillo tiene su librillo” podemos decir que cada maestro actúa en el aula de acuerdo a su modo de enseñar y a sus propios intereses, pero no debemos olvidar que el trabajo en el aula no solo depende del docente como figura primordial, sino que depende de todos y cada uno de los miembros de la comunidad educativa, y que todos estos estamos inmersos en la responsabilidad de enseñar. Por ello, la programación de aula es un gran recurso sobre el que debemos trabajar y recurrir día a día, siempre y cuando esté elaborado y tratado con la mayor eficacia posible.

Estefanía Guijarro Tremiño dijo...

Como bien deja claro el artículo, la burocracia es un sinsentido que, a día de hoy, tiene una utilidad bastante dudosa en la práctica educativa.
Nadie duda de la necesidad de una buena estructuración del curso escolar mediante la cual el docente pueda guiarse a la hora de hacer frente a sus clases, la pregunta es si esta es la mejor manera de hacerlo.
Por mucho que se quiera, es prácticamente imposible planificar de forma completa las actividades y fichas que se van a trabajar cada día del curso, al igual que resulta complicado estipular una precisa temporalización de las explicaciones y tareas a desarrollar en el mismo.
Por este motivo, pienso que no se debería dar tanta importancia a estos documentos y centrar la atención en ofrecer diferentes materiales y cursos formativos al profesorado donde, lejos de copiar como hasta ahora, se proporcionen materiales didácticos actualizados que puedan poner en práctica a lo largo del curso con sus alumnos, siempre adaptándolos a las características específicas del grupo-clase.
En conclusión, la visión administrativa que actualmente tiene la educación debe dar un giro radical para centrarse en lo verdaderamente importante que es la realidad del aula y los alumnos que dentro de esta aprenden.
Estefanía Guijarro Tremiño

Elena Sirvent Martín dijo...

La lectura del artículo “Las programaciones no sirven para nada”, me ha hecho pensar sobre la utilidad de dichas programaciones. Como ya apuntaban algunos de mis compañeros en sus opiniones, y yo me sumo a estas, programar es una tarea necesaria cuando hablamos de organizar los objetivos y contenidos de todo un curso escolar.

El debate, en mi opinión, no estaría tanto en la utilidad o no de dichas programaciones, que desde mi punto de vista si la tienen, sino en la forma que se les da y el tiempo en el que se elaboran. Explico ahora lo que he querido decir con lo anterior, si un maestro utiliza la tan antigua técnica del “copia y pega”, se entiende que esta no se ajustará a las necesidades específicas de su aula. De la misma manera, si el docente realiza la programación antes de conocer a sus alumnos y el ritmo de aprendizaje de cada uno, esta tampoco será de gran utilidad.

En definitiva, lo que concluyo con la lectura es platear la necesidad de instaurar un nuevo modelo de programación, que cuente con una serie de ítems programados, pero que deje un margen para terminar la programación a medida que el transcurra el curso.